En ocasiones me pregunto
qué hacer con la realidad
podríamos darle un tiro en la sien
o guardarla entre encajes rotos
y enterrarla en la montaña más alta
donde no brotasen las flores
podríamos desempolvar en ese instante la memoria
y hacerla añicos
dejar que la intemperie nos llenase de viento y lluvia
y pasear nuestros fracasos
hasta que la febril luz del invierno
acuda a buscarnos y se lleve
nuestra historia su temblor
y en la noche
al cerrar los ojos
ya soñaremos la vida
ya pondremos amor en los pedazos.