Iceberg

Biblioteca low cost

Los chicos piensan que las chicas son como los libros.
Si la portada no les llama la atención,
no se molestan en leer lo que hay dentro.

Marilyn Monroe

 

La teoría del iceberg de Ernest Hemingway sostiene que todo relato debe reflejar tan solo una parte pequeña de la historia, dejando el resto a la interpretación del lector, sin evidenciar el verdadero fondo, como sucede con un iceberg. Se trata de que se pueda deducir una realidad mayor, sus consecuencias y hablar de grandes temas de la realidad humana. Pero este texto no versa sobre aquella teoría ni pretende emular la técnica del norteamericano, es un texto sobre el amor; si se atisban otras macro o micro realidades sumergidas, eso ya atañe al lector.

Entre finales de los años sesenta y principios de los setenta, Jorge se enamoró de Pili y de Merche, dos chicas del barrio Gótico, físicamente e intelectualmente distintas, con un punto en común: la música de un norteamericano de Alabama.

Pili era una chica guapa y maciza, morena, con cabello ondulado y labios sensuales, que exponía sus encantos sinuosos al mundo y que dejaba a su paso por la calle un perfume de rosas o jazmines. Cuando llegaba un buque de la Sexta Flota Americana, acudía al puerto a ver a los jóvenes marines, que frecuentaban las Ramblas, la Plaza Real, el barrio chino. También iba a los bares New York o Tequila de la calle Escudellers para aprender de los marines a chapurrear el inglés. Sus gustos musicales eran el pop del Dúo Dinámico y de Marisol y las rumbas del Pescadilla y de Peret. Con Jorge veían películas como Cabriola, de Marisol, El Padrecito, de Cantinflas, o spaguetti westerns del tipo El bueno, el feo y el malo. Pili fue la primera mujer que le enseñó los senos y que en el cine le encendió su mechero sin tener conocimiento, los dos, de lo que era un iceberg. Cuando ella lo dejó, Jorge lo pasó mal. Después le explicaron lo que le ocurrió: de tanto ir al New York, un marine de Alabama se enamoró de ella y no acudió a su nave; una patrulla lo buscó y arrestó; Pili, desesperada, explicó a sus amigas en qué sótano de la Plaza Real se escondieron. Para aliviar sus penas y recordar al marine, escuchaba I’m in love, de un músico norteamericano de Alabama.

Merche era una chica discreta en las formas y a la vez con clase, con ojos soñadores e ideas apasionadas, que iba a comprar a la misma bodega que Jorge, con quien conversaba sobre la música de los Rolling Stones, los Beatles, de Serrat, de Otis Redding, de Wilson Pickett, de Aretha Franklin…; a ella le fascinaba la música soul. Era universitaria y un día le contó que organizaba huelgas en la plaza de Cataluña. Le habló de los asesinatos de J.F. Kennedy, de Malcolm X, de Luther King, de la muerte por ejecución de Che Guevara; le explicó que en mayo del 68 hubo disturbios en París y juntos vieron en el 69 como unos astronautas pisaban por primera vez la Luna. Para que Jorge descubriera el mundo atrasado de ángeles y demonios en que vivía, lo llevó a reventar actos culturales del establishment literario, le sacó de la cabeza los libros de escritores del Régimen carpetovetónico y le prestó libros de dos jóvenes escritores del barrio vecino del Raval: Informe sobre la información (1963) y Manifiesto subnormal (1970), de Manuel Vázquez Montalbán; y El dia que va morir Marilyn (1969) y Món mascle (1971), del provocador Terenci Moix, “l’enfant terrible” de las letras catalanas.

Una tarde fueron al Ateneo Barcelonés y a la Sala de Arte – Librería Canuda, donde Jorge descubrió, en las paredes repletas de libros, el olor a libro viejo y un nuevo universo de escritores y de artistas. Por la noche, en un pub de música mix del barrio Gótico, en la frontera entre lo oculto y lo visible, entre bambalinas y luces de color escarlata, Merche le enseñó también cómo se acariciaba un pequeño iceberg —hasta llegar los dos al umbral del placer— mientras un músico norteamericano de Alabama, Wilson Pickett, cantaba I’m in love:

I’m in love, yes, I am
Love, love, love
I’m in love
Sho ‘nuff in love
Look-a-here
My friends all wonder what’s come over me
I’m as happy as a
Man can be, I’m in love (love, love, love)