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A todos vosotros
vomito mis cogitaciones
sobre la celeste deriva
de las deslumbrantes filfas
que las avitales sectas
nos proyectan
rodeando nuestros agiliscosos
actos búhicos
e impiden la libre
desrresponsabilidad.
Son insulsas
y con cancamusa
desbrozan el llano suelo,
dificultando el poder despegar
hacia los profundos aires
del océano espacial.
Las plantas de color
púrpura escarlata
no cesan de despertar
entre las tormentas
de los cabezas rapadas,
quienes, con sus oquedades
llenas de nada,
tratan de aplastar
lo que no puede destruirse:
el descontrolado crecimiento
de los tirabuzones bulbosos
que rodean y llenan toda latitud
y cualquier índice experimental
que señale al firmamento interior
de la biosfera crónica
desmembradora
de la verosimilitud
de la figura tántrica.
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