El cuento de un viaje

Perplejos en la ciudad

Cuando llegaron al puerto no había nadie. Cuando partieron, tampoco había nadie ni en el barco ni en el puerto.

Cuando bajaron del barco no había nadie. Cuando volvieron a subir al barco no había nadie. Ni en el puerto ni en el barco.

Nunca hubo nadie. En consecuencia, todo el viaje de ida y vuelta se hizo sin nadie a bordo, excepto…, un ratón que vivía solo en la madriguera de un camarote de lujo.

¿Quién era el conductor del barco?