El cine de la Pobla de Lillet

Crónicas mínimas

 

En la Pobla de Lillet hay un cine cerrado desde hace más de veinticinco años y del que apenas he obtenido información. Sé que comenzó a funcionar en 1911 y que para acceder a él había que pasar por un precioso puente de hierro, hoy cerrado. Está en una orilla del río Llobregat, de donde toma su nombre. Unos metros antes de su ubicación confluyen los ríos Llobregat, Arija y Rigatell como metáfora de una conjunción de sueños.

La Pobla es un pueblo de algo más de 1.000 habitantes de la comarca barcelonesa del Berguedá y que ha conocido mejores épocas en su pasado reciente. Voy allí con relativa frecuencia y siempre me fascina la visión del cine en la otra orilla del río. Cerrado, polvoriento, silencioso, pero con la dignidad intacta a pesar del tiempo. Como el devenir de las mujeres guapas que tuvieron y retuvieron.

Cuando me reencuentro con él, siempre me viene a la memoria la mítica película de Giuseppe Tornatore Cinema Paradiso, donde la música del maestro Ennio Morricone acrecentó, si cabe, la magia del film cuya protagonista era la propia sala. Una sala como la del cine de la Pobla y tantos otros que nutrieron nuestros sueños en una España triste durante una posguerra que ninguno merecíamos. En su oscuridad soñábamos con paraísos que nunca alcanzábamos y despertábamos sin una novia como Marilyn Monroe.

Dicen que el Ayuntamiento de la ciudad está pensando rehabilitarlo. No lo harán, sabemos que para la nostalgia y las ilusiones nunca encuentran dinero.