La abuela me recitaba
romances junto a la hoguera,
y Cayo siempre me daba
de propina una peseta.
Las gaseosas El Tigre,
los cromos del chocolate,
juegos reunidos Geyper
y vilanos en el aire.
Y el calendario zaragozano
dice que no es año de aguas,
y los domingos el Virginiano
en la Vanguard del bar de la plaza…
Donde muere la carretera,
muy pocos quedan.
Donde muere la carretera,
alguien me espera.
Los sábados por la tarde
subía el coche de línea,
cargado de forasteros,
leche en polvo y noticias.
Tiempo de siete secretos
y de juguetes baratos,
que ni el Bombero Torero
ha conseguido apagarlos.
Y el calendario zaragozano…
Donde muere la carretera,
muy pocos quedan.
Donde muere la carretera,
alguien me espera.
Han arrancado las viñas,
ya no se trilla en las eras,
y en el granero se oxida
mi pequeña bicicleta.
Los días claros se ve el Moncayo
desde detrás de la iglesia,
y espantapájaros alucinados
sonríen a las cigüeñas.
Y el calendario zaragozano
dice que no es año de aguas,
y los domingos el Virginiano
en la Vanguard del bar de la plaza…
Donde muere la carretera,
muy pocos quedan,
donde muere la carretera,
alguien me espera…
La canción «Donde muere la carretera» es del cantautor Ángel Petisme. Pertenece al disco «Cierzo», publicado en 1977.