Divertimento de los huesos

Ultramarinos y coloniales

 

 

fijaos en vuestros huesos fijaos

y no podréis dejar de ver

cómo del horror

devénganos la risa

descoyunte de los huesos hueserío

que en lo febril de las moscardas azules

merodea la histeria de la risa ida

allí adonde conforme a su naturaleza de baile

alharaca se configura el plantel

                            

                          osario de los jardines colgantes

¿osará esa danza que así en suspenso anima

el tambaleo de los huesos

alcanzar los racimos de la muerteniña?

¿osará esa niña que apenas si lanza el diábolo

alcanzar la rueda

que intrincada en los cabellos destripados

en los juegos de la comba y del esparto

traqueteo en ruedo gira y gira

esa roldana de la hoguera

que a base de rayuelas y canicas

pasa el aro de los fuegos 

fatuos por llegar en crepitante carro

a la flotante selva de los cráneos rodantes

donde pulidos como huevos equilibristas

saltan y chocan hasta el cascajo

que en la gran cascada

desata las hilachas

                         y baila el guiñapo el remolino?

 

¡fijaos! fijaos y reíros

cuando entre varillas el cabestrillo

blancoahuevo los talones

blancoexacto las rodillas

rimando —cómo no—

dos palillos muslos y pantorrilla

a caja el respirar a cada lado y más

más raquíticas las costillas

cruzadas a pata de palo

una calavera y dos tibias 

renqueando o con zancos

       

                          tecleante se ría el claqueo de los huesos

ríase la tristeza que encubre el llanto

ríase si el fijarnos es reírnos

aunque nos tiemblen los pies

aunque nos repugne el espanto

de lo lúdico que en lo esperpéntico

resulta danzar sobre lo feo

                          del paraíso creacional

de los ejércitos alboroto

de las derrotas triquitraque

de las tinieblas carracas 

                          claraboya en llamas

apocalipsis o apoteosis 

                          danza macabra lo llamo

                                

¡dios mío haznos reír!