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No me fío de aquellos
perfiles de inmundas proporciones viscosas
y de rojas algas verdes
de descoloridos contornos alineados.
Los truenos blancos
se deslizarán sin fin
saltando hacia los blandos precipicios
de vuestras asquerosas
cavernas mentales.
Y, por fin, los desbarramientos rosas
alcanzarán la viva mudez estridente.
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Un oscuro áspid ingenioso
se oculta tras eternos copos
de caótica deslealtad.
Vosotros, infantes venenosos,
no hagáis caso
de las descontentas realidades
del vacío interestelar,
pues solo la locura ordinaria
de la púber Deméter
logrará la abocetada
roca gris.
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