Un familiar dejó el cadáver de Gregoria sobre la cancela herrumbrosa del cementerio.
El diablo
José María R. RelañoSin astrolabio, brújula ni sextanteMe puse a escribir para cuando yo faltara. ¡Aquello tenía que conocerse! Cogí la pluma y acerté a confesarme: «No le temo a ella. Pero me aterra el Maligno. El Diablo existe».