Bennat nació en San Ferriol d’Entremón a principios del XX, en el seno de una familia biempensante. Su padre, Joan Baptista, era Potestad de la Sardana y Mestre en Gai Saber de las letras catalanas y su madre, María Engràcia, benefactora de la parroquial y presidenta de la Mesa Petitoria para la Evangelización de los niños de Fernando Poo. Los demás hijos e hijas de la pareja fueron notables en todos los sentidos: emprendedores, rectos de moral, ingenieros, castos, observantes de la fe, patriotas en el buen sentido, buenos comerciantes. El mayor, Rododèndron, llegó a flabiol solista en la Cobla Jovenívola Mossèn Matabosch, y todos recuerdan su apasionada interpretación de La Santa Espina de 1924 en la Plaza Mayor.
Bennat fue el menor, nacido cuando Joan y María ya no esperaban recibir otra vez el don de la vida. Creció en un ambiente de tolerancia y de permisividad tales que incluso le era permitido empezar la cena por el flan. Ese libertinaje le perdió.
Solo así se explica que, a la edad de los 19, se inscribiese en la Escuela Taurina “Linares”, sita en el pueblo de Vidreres, en donde se instaló durante tres años gracias a la beca de la Fundación Islero. Sus padres no quisieron pagarle el dispendio de esa formación tan imprevista en los valores familiares. Bennat, niño bien, vivió en Vidreres como un paria, pero destacó en sus habilidades para el toreo de tal modo que muchos maestros de la tauromaquia acudieron a verle desde los lugares más dispares de España y de parte del extranjero. Su arte levantó elogios y envidias.
Debutó en 1930, cuando le dio la alternativa el maestro Belmonte en la plaza de Jerez. Se llevó dos orejas y rabo, ovaciones infinitas y una pubilla de Sancti Petri, con quien tuvo un hijo, Pablito. La noticia causó un impacto tremendo en San Ferriol: el triunfo de Bennat Dedéu en Jerez fue la comidilla del pueblo durante semanas. Los envidiosos aprovecharon el suceso para arremeter contra la familia. Liberales, ateos, reformistas, socialistas, esperantistas y espiritistas se regocijaron sin pudor e hicieron burla de la familia Dedéu Collsuspina. Los más conservadores empezaron a cuestionar el buen hacer de la familia, de modo que a su padre le fue retirada la medalla al Gai Saber y a su madre la soslayaron en las mesas petitorias. Se cuenta que la mujer cayó en una honda depresión y el padre se encerró en la buhardilla de su mansión durante tres años a escribir un libro que hoy anda muy buscado en San Ferriol, aunque nadie lo ha encontrado jamás: Memòrias y confassions d’un patriota de fondes conviccions morals y cathòlicas per Cataluña y Jassucrist.
Bennat prosiguió con su carrera taurina: triunfó en varias plazas y se laureó en Las Ventas. El rey Alfonso le invitó a participar en el film El corneador de Linares, en donde Bennat hacía gala de un membrum virilis que, según la opinión del periodista Manuel Chaves Nogales pudo ser el primer trucaje de la historia del séptimo arte. Algunos aportan que los estudios de Disney participaron en la ilusión óptica.
En 1936, Bennat Dedéu apareció flotando en las aguas del Guadalquivir, a su paso por Sanlúcar. La Benemérita abrió una investigación que cerró poco más tarde, y en su informe expuso que Jordi se cayó al río por ir demasiado borracho.
Con el paso de los años, Joan y Engràcia recuperaron sus cargos y prebendas, amén del prestigio público. La paz social retornó a San Ferriol. En 1974, Rododèndron Dedéu (el primogénito, por si no lo recuerda el amable lector y la querida lectora), demostró ante la Judicatura que Bennat no descendía de sus padres, sino que fue adoptado en un acto de caridad ya que, en realidad, el niño Bennat era hijo del cabrerizo y de la cocinera de la Mansión Dedéu, ambos de origen humilde y extremeño. Bennat, dijo Rododèndron, se llamaba en realidad Manolo Godoy Martínez.
Les dejo un dato inquietante: en 1984, un fiscal llamado Pablo Godoy acusó a Joan Baptista Dedéu por evasión de impuestos. El fiscal Godoy apareció ahogado en las aguas del río Besós en 1985.