Beirut

Con el agua al cuello


Vamos de un lado a otro sin saber adonde
en voz baja, con la mirada ausente
acompañando el bullicio de los seres desahuciados

Las calles están llenas de cicatrices
el suburbio huele a pólvora
lo bello cae a pedazos
y los restos que permanecen
logran dibujar fragmentos de tiempos mejores
donde los cedros y los laureles
copaban las aceras
imitando al desafío
como si fuesen piezas descatalogadas del jardín botánico de los Corintios

La ciudad hoy es un corazón encogido
similar a los erizos
balbuceante ante el miedo a los ruidos
que vive de espaldas al mundo con los ojos cerrados
por voluntad y vehemencia

A estas alturas siento el amargo sabor que te queda en la boca
cuando inhalas la decepción de los que amas
Voy de frente con las manos vacías
sin el peso de la soberbia
tengo más oficio
mucho silencio
y el delirio y la gloria
del que todo lo pierde.


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