R. es el mimo del grupo teatral y siente una gran admiración por la metáfora. Por su profesión de mimo, le gusta elaborarlas sirviéndose de gestos y ademanes. Con la acción poética de su cuerpo, es capaz de dar respuesta a enigmas de la condición humana: caminar, reptar, rodar con determinación espontánea o por azar, como una metáfora de la libertad; o expresar con gestos faciales la violencia, el desamor, el miedo, la vergüenza, como metáforas del conflicto de las relaciones humanas.
Para conocer mejor a la «reina» de las figuras poéticas, R. quiere analizar su comportamiento leyéndola en su contexto, concibiendo al autor de metáforas como el escritor que juega con las palabras, sin saber lo que busca, combinándolas hasta encontrar algún sentido no predeterminado que se convierte en metáfora. Para acercarse a esa figura busca ejemplos en Cántico, de Jorge Guillén, poesía pura, fecunda de imágenes y metáforas. Ya en los primeros versos del poemario descubre la luz y el asombro del poeta:
(El alma vuelve al cuerpo,
Se dirige a los ojos
Y choca.) —¡Luz! Me invade
Todo mi ser. ¡Asombro!
Y va subrayando ejemplos de metáforas (verbal, de adjetivo, in absentia, copulativa…):
«Los tejados contemplan / Tiernamente su bosque»
«Sus átomos / Tristes, siempre invisibles»
«Sonreído va el sol»
«Pasar por el puente / Previo de la prisa»
«Poeta de los juegos / Puros sin intervalos» (el mar)
«Aquella móvil sombra / Es un corcel»
«Avanzando a través / De una tarde de luna»
«¡Tú, tú, tú, mi incesante / Primavera profunda / Mi río de verdor / Agudo y aventura»
«He aquí los amantes / Una armonía de montes y ríos»
También subraya metáforas de substantivo y su doble: «agua espejo», «piso tesoro», «¿Marfil? Cristal», «viento pintor». Y algunas metáforas metamórficas: «El horizonte / Entreabre sus pestañas / Y empieza a ver. ¿Qué? Nombres»; «Feliz o no, ¡qué importa mi conato /De fantasma! ¿Fantasma?».
Ahora R. visualiza mejor a la «reina», e imagina que cada metáfora del Cántico es un pequeño poema; que sus poemas también son una imagen, una metáfora; y que globalmente esa obra constituye una metáfora, una aserción imaginaria con un asombroso final:
No soy nadie, no soy nada,
Pero soy –con unos hombros
Que resisten y sostienen
Mientras se agrandan los ojos
Admirando cómo el mundo
Se tiende fresco al asombro.