Adiós, volcán

Ahí está el detalle

 

Al comienzo de La piel que habito (2011), Pedro Almodóvar incluyó la presencia de un libro que resonaría más allá de la historia, puesto que fue el germen de su vigésimo film, Julieta (2016).

Acto I, escena III: “Marilia, el ama de llaves de El Cigarral, prepara el desayuno de Vera. Abre un cajón de la cocina donde guarda la farmacopea, un buen surtido de hormonas, vitaminas, antidepresivos, ansiolíticos, etc. Abre otro cajón, dentro hay una pistola junto a cubiertos de cartón prensado precintados. Coge un set formado por un cuchillo y un tenedor, de una fragilidad evidentes. Diluye en un vaso de plástico lleno de agua unas medicinas. Pone el vaso y los cubiertos sobre una bandeja, junto al resto del desayuno. En la bandeja también hay un libro, Escapada, de Alice Munro.”[1] Un libro con ocho relatos que encandilaron a Almodóvar; especialmente tres –»Pronto», «Destino» y «Silencio»–, protagonizados por el mismo personaje, una mujer llamada Juliet, en tres momentos muy concretos y cruciales de su vida. Todos sin excepción marcados por las relaciones materno-filiales.

De modo que, durante la promoción de La piel que habito, cuando Almodóvar decía que “el guión que tengo más avanzado, y que quiero rodar a continuación, trata sobre la maternidad”[2], se estaba refiriendo a la adaptación del libro de Munro. Julieta, sin embargo, no llegaría tras La piel que habito. Entre uno y otro film sorprendió con una comedia llamada Los amantes pasajeros (2013). Y a tenor de los resultados obtenidos, debemos leer correctamente este repentino paréntesis.

Pongámonos en situación. Febrero del 2012. En El Deseo, la productora de Agustín y Pedro Almodóvar, se veía con cierta preocupación la tendencia a la baja de sus dos últimos films en cartelera. Si bien La piel que habito y Los abrazos rotos (2009) tenían cifras similares —30,8 y 31 millones de dólares respectivamente— estaban muy lejos de Volver (2006) —85 millones de dólares, o de La mala educación (2004), 40 millones de dólares—. Ciertamente, había motivos para la preocupación, así que dedujeron que Los amantes pasajeros podría ser una pausa necesaria, refrescante y ligera para volver a recibir la confianza de muchos seguidores descontentos. Pero se equivocaron. La estrategia resultó infructuosa. Fue un fracaso crítico y comercial.

Entonces, Almodóvar reemprendió el camino interrumpido con dos graves sobresaltos: una compleja operación de espalda, que le hizo replantearse su carrera como cineasta, y la filtración de los papeles de Panamá, en la que apareció su apellido. Dos apuntes biográficos clave que determinaron “un nuevo camino; una nueva deriva contra mucha gente”[3], en palabras del propio Almodóvar. Es posible que las adversidades hayan descubierto el propósito de fondo (más o menos consciente) de Los amantes pasajeros: ser una agradecida despedida a un público fiel que ni comprenderá ni seguirá la senda del artista maduro, que La piel que habito intuía y Julieta inauguró.

Basta con describir el inicio de este último film para entender de qué estoy hablando. Almodóvar rodó como si no fuese Almodóvar. De hecho, si los créditos iniciales no anunciasen que este es un film de Almodóvar, muchos dudarían de su autoría; y es que los primeros minutos suceden en un apartamento de estética “impersonal, en un vecindario lejos del centro de Madrid”[4], donde, por primera vez en su filmografía, el blanco es el color dominante, puesto que impregna cada una de las paredes del inmueble. Esta puesta en escena choca frontalmente con el barroquismo al que Almodóvar nos tenía acostumbrados; y él, además, se “alegra de que se note.”[5] Tuvo la voluntad explícita de borrar cualquier atisbo de sí mismo, porque vio claro que la discreción era la única manera de acercarse a la historia de Julieta: una madre que sufre el abandono de su hija sin ninguna explicación, y convivirá con este silencio deliberado durante años.

El dolor de Julieta no tiene cabida en el melodrama —el género fetiche de Almodóvar— y esto supone un cambio de registro respecto a sus anteriores largometrajes, que él quiso dejar claro desde el primer momento, no solamente a nivel plástico, sino también a nivel conceptual, con dos claras advertencias. La más evidente ocupa una pared entera del apartamento de Julieta: se trata de una réplica de un autorretrato de Lucian Freud. El maestro del realismo figurativo fue una las referencias que Almodóvar dio a sus protagonistas para entender por donde debían encaminar sus interpretaciones. Del mismo modo que el pintor retrataba a sus modelos desprotegidos, vulnerables y, sobretodo, indolentes, el cineasta quería que sus personajes transmitieran esa misma fragilidad, sin necesidad de aspavientos. Contenidos, sobrios. Su objetivo fue omitir el llanto para mostrar “el dolor en toda su desnudez”[6], emulando la habilidad con la que Chavela Vargas desgranaba el sentido de una canción pizpireta y bailable hasta convertirla en un fado o una nana dolorida. No es casualidad que el primer plano que el espectador ve, justo después de los títulos de crédito, sea la contraportada de un libro ficticio —escrito por el amante de la protagonista, Lorenzo Gentile—, que lleva el mismo título que la sentida epístola que Almodóvar escribió tras la muerte de la cantante: “Adiós, Volcán”.

Chavela falleció en plena gestación de Julieta, y la noticia conmovió al cineasta de tal modo que repercutió en el film de principio a fin. Ella marca el compás desde el inicio y pone punto y final al film con uno de sus temas —“Si no te vas”—, que anuncia dos reconciliaciones: la de una madre con su hija y la de Almodóvar consigo mismo, cuya traducción en imágenes toma forma en Dolor y gloria (2019).


[1] ALMODÓVAR, Pedro. “La piel que habito”. Editorial Anagrama. Madrid. Pág. 32.

[2] GABILONDO, Iñaki. “Iñaki con Pedro Almodóvar”. Canal +. 26 de Agosto del 2011.

[3] MARTÍNEZ, Luis. Entrevista al director Pedro Almodóvar, que estrena Julieta. El Mundo. 4 de Abril del 2016.

[4] ALMODÓVAR, Pedro. Guion de Julieta. Recuperado de: http://www.dailyscript.com/scripts/julieta_screenplay.pdf

[5] MARTÍNEZ, Luis. Entrevista al director Pedro Almodóvar, que estrena Julieta. El Mundo. 4 de Abril del 2016.

[6] ALMODÓVAR, Pedro. “Adiós, Volcán”. En memoria de Chavela Vargas. El Mundo. 5 de Agosto del 2012.