Cualquier amanecer
se llevará la memoria de los años
y de nuevo empezará la vida,
la que encierra los misterios de los pasos,
la desconocida que surge del instante
y da forma al paraíso de ser
sin límites ni condiciones.
Al abrirse la flor y ver el sol
la savia enloquecida desbordará los pétalos
y no importará cuánto dure
o qué fragancia tenga.
Su danza al viento
será la recompensa por el tiempo perdido.