¡De este año no pasa! Lleva, desde muchos, implorando al Cristo del Gran Poder que el cielo le otorgue un pretendiente. A poder ser, serio. Que no se quiera aprovechar de una o de uno —¡hay equívocos!—.
Ni que la pretenda solo para fardar con la marinería de cabotaje y los camareros del tablado «El rubio de San Bernardo» en homenaje al mayor de los Vázquez. Aunque vete a saber quién sabe quiénes fueron los Vázquez, que fueron rubios y que se inventaron el cucurucho (el «pase del cucurucho de pescado» para ser exactos).
Lo más débil de la futura novia es el nombre: Membrillo (la Madre de Dios del Membrillo que se venera en Esparraguera,) Martín (Martín dos veces: Martín Martín), vete a saber por qué. Membrillo, este año sí.
Y de viaje de novios al Hotel del Lago.
Y que pase lo que Dios quiera.