Vivo donde se apagan los milagros
donde la carestía se sienta a mesa puesta
No confío en la memoria de los hombres
ni en la decencia de las lágrimas tardías
Dentro de la oscuridad ando optimista
con una linterna de luz de lejanía
voy dando consuelo a la derrota
poniendo cura al abandono
dando tregua a la tragedia
poniendo velas a mi infancia
Y así siempre
hasta que se acabe la gloria
hasta que llegue la noche.