Hay un mundo detrás de los espejos y están los Caminos del Rey…
Pensando en barbecho: al final vamos a acabar encerrados con el solo juguete de una conciencia colectiva electrónicamente demediada. A nuestros cleptócratas no se les ocurre otra modalidad para reunir la energía de las masas con fines definidos. No es baladí que nuestro sistema nervioso haya sido colocado en torno al globo entero a través del enjambre silencioso de los satélites. Hablar es sin duda escabullirse…
La incertidumbre en que vivimos procede del mundo de los juegos: los juegos son modas como las ropas. La revolución que aporta el ordenador electrónico es, como intuyó muy bien McLuhan, de mayor impacto que la de la rueda… Sin embargo, el corazón ha sido colocado en un lugar secreto.
Entre el Cielo y la Tierra nada se va que no vuelva.
El hombre primitivo considera la máquina como un animal doméstico; el sabio percibe a políticos y muchedumbres poco más que como nubes de piojos… Lo ritual es una norma no narrativa que el hombre alfabetizado tradujo en narrativa romántica y que el hombre electrónico volverá a traducir en ritual. Sin embargo, añado a lo que afirma nuestro ya extinto canadiense, algo se perdió en estos vaivenes… Una era supuesta de participación que ya en sus orígenes va colapsando y desmoronándose.
El Río busca en su correr el Azul celeste…
Agradecimientos: Susanna Clarke, Marshall Mc Luhan, Quentin Fiore y Jerome Agel.