Ouarzazate,
el valle
de Dadés
oasificado
de esplendor,
y palacios
crecidos
y caídos
en el río.
Ait Ben Hadou
aparece
de la nada
al todo,
de un golpe
de curva.
Eminente
fortaleza
de pasado,
callejas
abarrotadas
de vacío,
lechos
hendidos
en un techo
de barro
y paja,
fósiles
de celuloide
en la pared.
Fotografía Lolita Lagarto