El mar es un pozo
donde todas las sangres
se han mezclado
y siguen mezclándose
una y otra vez
sin que nadie sepa hacerles caso,
ocupados en
cortar
matar
acabar
destrozar
y continuar cortando
matando
acabando
destrozando, en la puerta del cementerio.
Llorando a nuestra gente
entre lo que queda de las flores,
ocupadas en cortarse
matarse
acabarse
destrozarse
y continuar
dentro de la tierra, dentro de la tumba.
Y entre la rabia y la madera:
los gusanos, entre ellos y los cuerpos, se cortan
se matan,
se acaban,
se destrozan,
y continúan llegando en sangre al mar
y el caballo cada vez más rápido, cada vez más terrible,
no pisa suelo sin destrozarlo con sus herraduras de fuego y metralla
haciendo arder las últimas raíces
antes del silencio y la oscuridad.