Supermán

Por la orilla


Los superhéroes son como la gente corriente. Unos te caen bien y otros mal. A mí, por ejemplo, Supermán me parece un gilipollas.

En sus ratos libres es periodista. Escribe artículos globales. Redondos. Y se define como experto conocedor de las cosas. Sin tener la más vaga idea de nada.

Lo hace por encargo. Mercenario de la politología, esa ciencia que trata del saber multidisciplinar. Sí, etimología de barra de bar. Como todo. Todología. Miradas de rayos X ciegos a las superficies y dañinos para las partes blandas interiores. Que, por cierto, tampoco ve. Todología a la supervelocidad del titular mentiroso. Cambiante. Metamórfico. Con intrusiones de kriptonita cristalizada de verde. Verde esmeralda. Esperanza. ¡VERDE CHILLÓN!

Su verdadero trabajo es rescatar gatitos. Y gatitas. Impedir los accidentes del tráfico y sonreír con los ojos bajo un tirabuzón interrogante. Símbolo y logotipo de las grandes compañías aseguradoras. Las mismas que reparten influencias. Influyentes a diario. Periódicas, como el seno y el coseno. Desfasadas un cuarto de vuelta. De tuerca.

Superhéroe de tornillo, calzoncillo por fuera y capa voladora. Se ríe desde su cielo azul de los marrones monocromos de la tierra.


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