Suaves mantas, feliz Navidad

M de Mirinda


Rendida a los terciopelos, cautiva de la indiscutible naturaleza narcótica de las mantitas de felpa sintética, subyugada por la placidez que en mí infunden cuantos tejidos peludos tienen a bien recostarse ante, bajo, contra, sobre mí, solo puedo decir: bienvenidos, sucedáneos de animalillos mamíferos. ¡Oh throws de viscosa de bambú, plaids de coralina, mantas de sofá de imitación de pelo de oso, colchas de bebé de algodón y minky, edredones esponjosos, reversibles, cálidos y acogedores…! dejaos querer. Os he de ahuecar cuando lo necesitéis y nunca os ha de faltar vuestra buena dosis de detergente líquido con aroma a jabón de Marsella. Recortaré con mimo vuestros hilos deshilachados tras un enganchón no deseado, os acercaré a velas de olor a Navidad, a clavo y canela, cuando llegue el Adviento, para que se os impregne el reconfortante olor a recogimiento invernal, os guardaré en cajones con palos de cedro cuando el verano apunte y os acariciaré sin cicatería. Se abre la veda (cacemos peluches bidimensionales, sucedáneos de gatos y ratitas suaves), se abre la temporada, construyamos nuestras casullas de algodones en el sofá. Ronroneemos.  Seguiré contando.


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