Tengo un reloj de esos sin pila. Lo mueve el movimiento. Inercia gravitatoria. Su ritmo lo marca mi batuta. Giro de muñeca. Adelanta. Porque soy calmado. Como mi cinética es lenta, se comprime el tiempo. Relatividad mecánica.
Cuando me preguntan la hora me río. Y a veces no contesto. Grosero. Otras digo una cualquiera. A voleo. Porque las horas tienen nombre propio. Y apellidos. Y no quiero mentar a unas y olvidar otras. Por si se enfadan. Ahora. Tic tac.
Me gusta mirarlo por detrás. Porque es transparente. Intento descifrar su mensaje. Sin agujas traductoras. En su idioma original. En bruto. Y no entiendo nada. Me abruma su filosofía. Cuántica. Y se me rompe el corazón, sin causa ni efecto.