Hace más de dos milenios, un niño refugiado nació en un pesebre (dicen) y muchos creen que nació y murió para salvarnos de nuestros pecados. Es una creencia respetable, y para alguna gente también reconfortante, aun cuando no la sostenga la evidencia empírica. Ahora nos encontramos ante una muy probable etapa de ingobernabilidad y hay personas que tiritan ante un posible panorama caótico. Pero el caos siempre ha estado presente. Lo estuvo desde el instante del Big Bang, y de ahí la creación de nuevas formas de vida. De ahí la Creación.
Somos muchos los que preferimos la falta de gobierno a los gobiernos demasiado ordenados, como lo fue el del rey Herodes, gran estadista y terrible asesino. Si hacemos recuento nos saldrá que entre los gobernantes habidos a lo largo de la historia hubo muchísimos asesinos. Casi todos ellos dirían que asesinaban en nombre de la patria o en nombre de Dios.
Yo pregunto, ¿qué patria y qué dios tienen los muertos? ¿Qué colores tiene la bandera de los cadáveres? ¿Con qué barro construyen sus dioses de barro? ¿Con qué canciones se ponen melancólicos? ¿Con qué música celebran los muertos las glorias de la nación y las glorias de Dios? La nación de los muertos. El dios de los muertos ¿Cuáles son sus lenguas muertas? ¿Qué patria y qué dios tienen los muertos recientes, carnes hinchadas bajo tierra, cuchipanda de gusanos? ¿Qué patria y qué dios tienen los muertos añejos, puro polvo ya, ni huesos? ¿Qué patria y qué dios tienen los muertos de los tiempos muertos? Polvo vuelto al polvo, cementerios abandonados en naciones muertas. ¿Bailan los muertos en los cementerios? ¿Confraternizan?, ¿riñen?, ¿se vigilan los unos a los otros? ¿Honran a Dios y a la bandera como es debido? ¿Qué patria tienen los muertos ahogados en el mar, fugitivos de las masacres de los nuevos Herodes?
¿Supo aquel niño nacido hace más de dos milenios que vendrían siglos sombríos repletos de cadáveres de buena y mala gente y días grises que excluirían la salvación? ¿Supo de mares desbordados, témpanos derretidos, agujeros de ozono y noches excesivamente cálidas? ¿Y de libros que nunca se abrirían? ¿Y de labios ajenos al beso? ¿De qué sustancia incompasiva está hecho el universo de la mezquindad?
Y pido perdón por la mala baba. Los que tenemos muchas décadas a nuestras espaldas (no todos, pero sí unos cuantos) por estas fechas percibimos con más relieve la textura contradictoria de la existencia. Vienen las cenas familiares de la Nochebuena y nos da por contabilizar los rostros que faltan. Son como los palos abatidos de un juego de bolos. Nos da por contabilizar las presencias que no estuvieron en el pasado y se han impuesto a nuestros días. El paisaje que apareció ante nuestros sentidos al principio de la vida ha ido mudando. Nos sentimos extranjeros en este tiempo; nos preguntamos de qué tiempo somos, también nos preguntamos sobre el día en que nosotros mismos saldremos del escenario.
Y me pregunto si la melancolía es tristeza y si la tristeza es pesimismo. Me pregunto si la melancolía, la tristeza y el pesimismo son políticamente incorrectas.
¿Y la alegría?, esa delicia no siempre advertida que es sentir el aire entrando en los pulmones; el placer de sostener un niño en las rodillas; el gusto de besar a la mujer amada. ¿Qué importancia tiene que toda dicha venga con fecha de caducidad si de todos modos deja huella? Entonces, ¿por qué no decirlo?: tengan todos una feliz navidad y un alegre y próspero año nuevo.