“Supongo que tendré que comer o beber de esto o aquello,
pero ¿qué? ¿Ese es el gran misterio!”
L. Carroll
¡Que le corten la cabeza!
Dijeron todos
Sí, asentí yo.
Pero, sin cambiar de tamaño,
“afuera” y “adentro” pierden sentido.
El conejo blanco me hizo caer hondo y despacio
la 5ª dimensión, gelatinosa
como mermelada de naranja,
me comió torpe y diminuta.
La oruga, con calma opiácea,
me preguntó quién era.
¡El espejo, la madriguera, que le corten la cabeza!
“Un lado te hará crecer, el otro menguar”.
¿Quién era? ¿En qué lado estaba?
¿En qué se parece un cuervo
a una máquina de escribir?
Delirio, adivinanzas, juicios.
Todos sentados sobre el saco.
Yo, Alicaída, metí mis manos
en el bajo vientre, extraje
despacito mis intestinos
les hice 3 nudos
y me los comí con cuchillo y tenedor.
Ahora no digestiono, ni digiero,
tan sólo
♥JUEGO