peces
con ojos de hombres
y manos de niños
habitan
el mediterráneo
a mediodía
amhed
tiró la red
y recogió
en el revuelto
de los hilos
la cabellera azul
de una sirena negra
la devolvió a las aguas
temió violar
el decreto cruel
que al civilizado aturde
no hay tsunamis
qué tristeza
dicen que el mar
sólo subió el grosor
del llanto desesperado