Marrakesch,
nubes
en llamas
de cielo,
humos
en ramas
de suelo,
velos
celos,
pelos
y anzuelos
en el triángulo
de Djemaâ el Fna
ojos de gata
más negros
que el negro
impuestos
en el jade
jaspeado
de la joyería,
latidos
batidos
entre codo
y recodo,
círculos
de historias
y magias
en la manga,
soplos
de aire frito
y percusión,
especies
de especias
especiales
y sanadores
en un rincón,
Marrakesch vive
pasen y vean,
pasen y vean,
la primera mañana
huele a madera
una expedición
de sillas
me habla
de visiones de estera,
latidos de felpa
y misiones de fiera,
de bendiciones
a lo lejos
y sarracenos
y princesas
y cortejos
y del remoto
tiento
del rumor
de los tiempos
perseguimos
locos
la luz
de los zocos,
un techo
maltrecho
regando
rayos
de divinidad
real
patio liso
de oraciones
y flexiones
sin prisa,
escenario
invertido,
encantadores
de ilusiones
añejas,
caminantes
con agua
de oro,
ensalada
de gentes,
dientes
y serpientes,
estirpes
de buitres,
halcones
y sierpes
secas
para cazar
en el bazar,
dulce
caos
de goces
y roces,
arritmia
de colores,
despiertan
los ocres
del mercado
del ocaso
crece
la última
estrella verde
sobre carmín,
este confín
del mundo
atardece