
Al final del camino el amor ante la vida se agota en estética…
Hoy me he demandado
un poco rapsoda,
enrocado en el desatino
como fiera de espejo:
El poeta no habita alegre
las maneras del fantasma…
Ni la caverna de las horas
es teatro de ficciones.
Un escenario sin tiempo
desde el arte del secreto
ofrenda a la manada
que aúlla con el sueño.
Trenzada como Voz,
acodada en el espacio,
mi alma aún explora Lejanía:
Juega a la sombra
para fingirse hiedra
entre las losas,
y el aire se disfraza
a la manera del otoño
con palabras veloces y difusas
cuando la luz,
convertida en pasatiempo,
vacila
al construirse
embalsamada.