La revolución virtual

Cronicomentarios


Todos nos beneficiamos de la revolución de los medios virtuales, que compiten seriamente con la televisión —por lo menos en mi caso, me paso más tiempo en la internet que mirando babosadas, como dicen los venezolanos, en la Pantalla Chica de mi Ipod—. Mis amigas estriptiseras (me temo que inclusive Guagua L’Amore, para callado), son expertas en la técnica de las cámaras digitales, ella me dice que perciben más por los cientos de internautas que por módicos precios pueden tener acceso a lo mismo que en el estriptis, donde también y por lo general —y si se cumple con la ley— se mira, pero no se toca. Yo, irremediable chocho me mantengo al día de la diaria evolución de mi nieta a través de las fotografías o videos que me mandan sus padres, y por otro, en este mismo medio —como escritor aficionado—, llego (en teoría) a cientos de lectores. Y para qué hablar de los otros compañeros, que tienen a su disposición todo un abanico de páginas comprometidas que difunden sus artículos antiglobalización y antisistema, y ahora están además promoviendo a la Stasis, que predica el cero crecimiento económico y el cero aumento de la población como solución definitiva del problema ambiental, teoría que está haciendo furor en algunos círculos ambientalistas. Y bueno, acabo de estrenar mi nuevo Laptop con esta nota y aquí paro, porque me traen mi cerveza.