Estoy por asegurar que la cocina imita al arte. En efecto, a lo largo de la historia, la cocina ha recibido la influencia de los artistas, su creatividad ha llenado de cordialidad las cazuelas y su expresión se ha visto reflejada en los platos más amables y selectos.
Este es el caso de la lubina a la sal cuya receta describo a continuación para el placer de los amantes de la buena mesa y del arte renacentista.
Ingredientes:
—una lubina grande y hermosa
—2 kilogramos de sal gorda
Ponemos una capa de sal gorda en una fuente.
Colocamos encima la lubina sin descabezar ni eviscerar, tal como viene del mercado.
Cubrimos la lubina con la sal formando un montoncito, para mayor facilidad de moldeo puede mezclarse con un poco de agua.
Apretamos bien la capa de sal que cubre totalmente el pescado.
Introducimos en el horno que estará precalentado a 200º C.
Sacamos del horno a los 20-25 minutos.
Servimos la fuente ante los comensales y delante de ellos golpeamos la costra de sal y sacamos con cuidado el pescado, descubriendo su carne blanca que ya puede servirse directamente en los platos.
De esto trata concepto neoplatónico del arte. La sustancia artística, el alma, la voluntad estética, su contenido primordial se encuentra en el interior de la materia. Tal como afirmaba Michelangelo Buonarroti, al artista le basta con golpear y retirar lo superfluo, la costra. Eliminar lo que no sirve y dejar al descubierto la esencia del arte como si de una lubina se tratara.