Sin Iria y Los Niños Estelares este artículo no habría sido posible
Total corporativismo
Apócrifo terrorismo
Risueño pos-moderno neofascismo
En un gentil totalitarismo
Atropellos, grandes mentiras
Un mundo de crimen y unos cuantos enigmas
Esa es la orden del día
¡Hécate, Diana y la virgen María!
Mientras la Izquierda actual, heredera del 68 y las aberrantes postulaciones postmodernistas subsecuentes, sigue en sus trece de no ver más allá de las “grandes fuerzas de la historia” (bostezo y náusea obligados por el provincianismo, burocratismo y mediocridad de estos discursos “progresistas”) ayer encarnadas en el comunismo soviético, hoy en el multiculturalismo norteamericano, la rueda de los cielos sigue girando y los sublunares usuarios de tercos recorridos vitales en espiral continúan malogrando sus vidas bajo el signo de las más abyectas supersticiones y las muy directas e intensas opresiones. Pero la “aldea global”, subrayar “aldea”, siempre es aledaña a algún castillo más o menos imponente o invisible y la trastienda sigue constituyendo el lugar básico para la generación de “realidades”.
Lo demás son monsergas como el Welcome Refugees o esa cantinela descerebrada, fabricada e indignada, de “otro mundo es posible”. El posmodernismo oscurece con el añadido, expuesto en detestable jerigonza, de la seudo percepción de supuestas teatralizaciones de nuestro Inconsciente colectivo en los acontecimientos y seudo acontecimientos convocados por los omnipresentes Media. El discurso científico, su vertiente simplificada, mitificadora y divulgativa (que es la que llega a nosotros a través de los ubicuos audiovisuales y la descerebrante y niveladora enseñanza escolar y universitaria actual) lleva unos años proclamando al populacho futuros lugares comunes que dan bastante que pensar, tanto por su ligereza intelectual como por su probable trascendencia societaria; siempre que hubiera algo de verdad en ellos, claro. Pensemos en un asunto como la probabilidad de vida extraterrestre inteligente, más allá del ejercicio literario y especulativo de la imaginación por lo demás completamente legítimo. Veamos lo que dice una sabia corrupia norteamericana, la astrofísica Jill Tarter:
Stephen Hawking es un hombre brillante, pero no sabe más que yo de este asunto. Nadie sabe nada de la psicología extraterrestre. Actualmente somos más pacíficos que nunca en la historia, como ha demostrado Steven Pinker. Las probabilidades de que murieras por violencia en la Edad Media eran mucho mayores que ahora. Supón que Pinker tiene razón. La única civilización que podríamos contactar sería muy antigua, así que probablemente hayan seguido el mismo camino y se hayan alejado de la agresión con el tiempo. Así que posiblemente no sea tan mala idea contactarles, a no ser que sea por no dañar nuestro ego.
Hay un montón de razones para considerar estas declaraciones como superficiales o falsas y tan dudosas como las de Hawking. Innumerables aportaciones, procedentes muchas de ellas de la literatura fantástica, con muchas décadas de antigüedad, ofrecen escenarios y dilemas mucho más sofisticados que los que propone la científica norteamericana. Que habla, no podía ser de otra manera, como una palurda titulada.
Pero no me detendré en ello, no confundiré “lo real” con “lo ficticio”, trataré más bien que el lector coteje otras emisiones de “verdades para el vulgo”, procedentes del mismo estamento intelectual, para que se haga idea de qué puede haber en el aire, no tanto de lo “objetivo” como en la mefítica atmósfera de nuestro Imaginario en constante proceso de revisión; mucho más intervenido de lo que piensan los incautos que creen en la vulgata del progreso y, desde luego, mucho más controlado y estricto que en la Edad Media. Sobre la “pacífica” pacificación que propone Pinker como ideologema ya se hablará en otra ocasión, el Evolucionismo merece una consideración aún más escéptica que la Escolástica.
Borges veía en la filosofía un género literario pero no para degradarla, ciertamente. Es difícil no ver en la divulgación científica no sólo mala filosofía sino pésima literatura, sólo superada en este plano estético por gran parte de la filosofía académica occidental posmoderna donde se aúnan los galimatías verbales con las más exiguas y sectarias ideas “políticas”. Siempre hay algo peor que lo malo en sociedades que se encaminan ineludiblemente hacia la ruina. Como dirían Los Niños Estelares anteriormente citados:
Tú eres más que un consumidor
Levántate y bótate el control
Jueces puercos profesores
Padres curas dictadores
Paradigmas opresores
Extraterrestres manipuladores
Ilotas trabajadores
Chips en tus interiores
De derecha o de izquierda
Moderado o de extrema
Todo es la misma mierda
marxismo o neoliberalismo
Comunismo o capitalismo
En fin son élites haciendo lo mismo
Usando la ciencia en nombre de un ismo.
New Scientist es una publicación británica de divulgación fundada en 1956, que ya ha protagonizado alguna sonada polémica por su manera peculiar de afrontar las cuestiones “científicas”. El mundo de la ciencia es tan irrespirable, tan politizado, tan fraudulento y tan mediocre como el resto de los mundos, por mucho que los mandarines de bata blanca pretendan hacernos creer otra cosa. El cretinismo, y la tergiversación ventajosa para quienes la perpetran, no está residenciado únicamente en la política, la religión oficial o el arte contemporáneo. En una de sus últimas entregas, dedicada significativamente al Fin, se dice alguna cosa muy curiosa, más aun si partimos del supuesto, nada irrazonable y bien sostenido intelectualmente entre otros por Joseph Farrell, de que la ciencia contemporánea desde el inicio pone en escena un programa oculto esotérico fuerte que desde hace unas décadas hace todo lo posible por ocultar.
Ni enfermedades, ni sexo, ni una mente propia ¿no es excitante?
Como creen algunos futuristas la tecnología acabará convirtiéndonos a todos en telépatas. Viviremos en una vasta red de cerebros que se comunicarán unos con otros, vía implantes y sensores. Esta “noósfera” permitirá la emergencia de una auténtica conciencia global pero también obstaculizará la existencia de los individuos y transformará para siempre nuestro paisaje existencial.
El artículo se titula significativamente: “El fin del individuo” y está escrito por los tres impostores (una mujer y dos hombres)
Imaginemos un mundo sin concepción natural y sin enfermedades, donde todos fuesen telépatas. ¿Intercambiarías el derecho a tener hijos por el uso de tecnologías de prolongación de la vida?
No nos encontramos con una mediocre novela de ciencia ficción, de las que se escriben ahora a cientos, sino ante especulaciones presuntamente inteligibles por los usuarios contemporáneos de la máxima forma de uso de la razón. Una manera de ver el mundo que capta cada día más recursos y que nos promete el viaje a otros planetas, la inmortalidad, etc. con un desparpajo repulsivo.
Algún día nuestros cerebros serán interconectados, parece maravilloso pero esto traerá consigo la redefinición de numerosas cuestiones morales, se preguntan/ reflexionan “inquietos”.
En Carolina del Norte algunos científicos trabajando con ratas y monos han llegado a conectar los cerebros de tres simios y conseguir que se coordinen para mover un brazo virtual. Pero -señalan mohínos- la brecha que hay entre coordinar cerebros de mono para un acción y una conciencia global compartida es muy grande, No podemos transferir mentes, ni emociones, ni memorias, no sabemos cómo medir, ni codificar las funciones más elaboradas del cerebro.
¿Qué ocurre cuando la sociedad colapsa y se detiene el progreso?, ¿estaríamos mejor sin crecimiento económico y sin civilización industrial?
Más que preguntas, y dado el ambiente que se va generando en la opinión pública con el montaje del cambio climático, parece más bien la presentación sutil en sociedad de todo un muy grotesco programa de futuro. Una versión literaria de un mundo así, desindustrializado y férreamente controlado, con un programa secreto de “contacto” es Embajada alienígena (1977) de Ian Watson de muy recomendable lectura en estos momentos. Sin obviar, también podemos encontrar en New Scientist cada vez más frecuentes referencias (incluso en la prensa diaria) a la posible existencia de otros planetas similares a la Tierra y en mejor estado que esta. En el artículo de la revista británica titulado “Debe haber un planeta mejor que la Tierra muy cerca de nosotros”, la ilustración incluye un satélite similar a Saturno, con sus anillos, y tan inclinado sobre su eje como Urano, de un tamaño mucho más grande aparentemente que la Luna. Una imagen más, de pega, arquetípica, de la “edad de oro” para manejo de ovejunos bípedos. Las escolanías de la desorientación con fines demiúrgicos están aquí y ahora más activas que nunca.
El 10 de mayo del presente año se reunieron en secreto 25 científicos especializados en Genética para poner en marcha un proyecto para elaborar un genoma humano artificial, partiendo de la nada, en un periodo de menos de diez años. Como señala uno de los participantes en la reunión, que ha tenido lugar en Harvard: “Es preferible disponer de una variante sintética biológica codificada para impedir entre otras cosas el cáncer”. “Vendiendo el suelo bajo los pies de los que no nacerán”, preparando el terreno para largarse dejando la Tierra aniquilada y exhausta.
Maniobras orquestales en la oscuridad y manipulaciones del Imaginario van mostrando a las claras que está yéndose todo al garete, claro está que de manera coordinada, y que se hace lo posible para salvar los muebles; los muebles y las mentes y cuerpos de los dirigentes.
¿O será más bien que comienzan a llegar a nosotros en estas condiciones de disolución del Kali Yuga restos deslavazados de supervivencias de otras remotas eras, como en algún lugar de su obra señaló Rene Guenon?
Nuestro mundo no volverá a ser ya el mismo, los niveles del mar habrán ascendido 70 metros y nuevas especies de humanos habrán emergido y eventualmente la vida continuará.
¿Se habla de un futuro probable, más o menos lejano, en la línea de H.G. Wells o más bien de un pasado remoto del cual algunos han podido retornar encontrándose con…ESTO? La pescadilla que se muerde la cola, el tiempo es raro…
Piensen por su cuenta y váyanse, lo más lejos que encuentren, a vivir, dejen que los muertos entierren a los muertos. La pesadilla está ya aquí, servida.
No debe haber ayuda para el Hijo de la Viuda
Por monopolizar las verdades ocultas
Nació con la Ilustración
Creció con mucha revolución
Y ahora vemos la revelación
De cómo emprende su sujeción
Con su reinado de fausta opresión.
La posesión es/será sólo el principio.