Justo

M de Mirinda

Justo antes. Justo antes de salir se enciende una luz piloto, un fulgor puntual que, verde o rojo, indica que algo está listo para arrancarnos de la quietud. Y una trampilla se alza, un pistoletazo nos hace brincar y un azote animoso nos da impulso. Ese piloto, pequeño faro interior, a veces se mantiene, vivo y pulsante, durante todo el viaje, durante toda la gira por los contornos, y solo se desactiva cuando el regreso, cuando el aterrizaje de los pies en las zapatillas de casa se consuma. Justo después. Justo después de nuestra entrada en los dominios que el rasposo felpudo protege («Mi casa, mis reglas»), se apaga. Seguiré contando. 


Más artículos de Mirinda Cristina

Ver todos los artículos de