Hamleto, de Guillermo Shakespeare

Mortificaciones literarias




Por más mezquino o cínico que sea uno, hay ocasiones en las que se impone la necesidad de ser honesto y proclamar la verdad. Aunque solo sea una vez en la vida y para quedarse tranquilo. Como el niño del cuento del emperador desnudo. Así pues, he decidido soltar que mi prima Obdulia es una mala mujer y que el Hamleto de Guillermo Shakespeare es un texto despreciable.

Para empezar: no es aceptable que toda la trama funcione por el hecho de que el protagonista se cree lo que le cuenta… nada más y nada menos que un fantasma que no aporta pruebas y que ni tan siquiera parece muy consistente (la inconsistencia es natural en los espectros).

Por si ustedes no lo sabían, no fue hasta el siglo XIX cuando los espectadores de la obrita se la tomaron en serio: anteriormente, el público se reía a mandíbula batiente con el Hamleto y sus cuitas, y la pieza se tomaba por una obra cómica sobre un mentecato, un fuguillas, petimetre que está entre Pinto y Valdemoro.

Luego vino el maldito romanticismo que tanto nos ha perjudicado, y entonces quisieron ver en Hamleto al héroe torturado, al filósofo atormentado. Aun así, qué quieren que les diga: Hamleto es muy tedioso en sus monólogos y encima no se entera de lo que le pasa a su amiga Ofelia. Dicho sea de paso: Ofelia se cae al río y se ahoga como un turista alemán en Lloret de Mar. Ofelia no se suicida y por lo tanto olvídense de esa imagen que el romanticismo también creó sobre la joven lánguida y ahogada, precursora de Las vírgenes suicidas.

Les recomiendo un ejercicio sencillo: vuelvan a leerse el Hamleto, pero acudan ustedes a la mirada original y piensen que van a leer una obrita cómica sobre un tipo ridículo, un alma de cántaro de mucho cuidado. Pueden imaginarse a Chiquito de la Calzada interpretando al príncipe danés si eso les ayuda, con esos pasos arriba y abajo, y esos titubeos tan entrañables. Puestos a ver fantasmas, no vendrá de uno más y si Hamleto se cree al fantasma de su supuesto padre, ¿por qué no nos íbamos a creer a Chiquito interpretándolo?

Lo de mi prima Obdulia se lo contaré otro día.

(La portada del libro es una reinterpretación de Zappico2014, of course).

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Nota: En 2017, la policía requisó el cuaderno titulado “Mortificaciones literarias” en el registro efectuado en el domicilio de Sandro de Villegas (calle Zamenhof), presunto estafador de ancianas a las que engañaba disfrazado de párroco de la iglesia de San Felipe Neri.