Caen las nubes
como cayeron los meteoritos hace millones de años.
Yo me deslizo por este tobogán nevado que es la soledad
cementerio vertical de árbol plomizo
cruces de madera muerta
lloro en seco los cristales de mi tristeza
lágrimas perdidas en el manto grueso de esta nieve amarga.
Y nada se compara
con el rojo sangre
de tu herida en mi horizonte.
Cae desvanecida
esta cortina difusa sobre la extensión de mi memoria
y yo me deslizo por este tobogán nevado que es el silencio
glaciación diamantina que raja la piel del cuerpo
hiriente hielo yermo
suelto al viento las palabras de mi tristeza
semillas desmoronadas en el manto recio de este campo infértil.
Y nada se compara
con el invierno eterno
que arrastras tú pegado en los huesos.