Es largo el camino de quien
busca transformar el propio cuerpo
y la propia alma
para alejarse de la línea recta,
la regla afilada que nos excluye del otro,
que nos constituye como dispar, singular, temible,
buscar la belleza de lo transformado,
el arte en lo torcido,
modelar lo real para hacer lo onírico,
satisfacer el deseo de torcedura,
brindar por los linces salvajes,
instaurar un rito para la arruga,
celebrar lo que persiguieron, persiguen, perseguirían,
defender lo CONTRARIO al imperio,
ser Sur, ser oscuro, ser anti, ser extra,
ir más allá del ocaso,
allá donde se esconde lo bello,
y abrazar la ceniza,
abrazar el despunte,
abrazar la certeza de que todos,
todos,
todos somos el monstruo de alguien,
golpear la realidad con el puño
y sonreír.