el gran desierto de la sed
se extiende, en un diálogo áspero
y de ganas de llorar
entre lo que llevo dentro
y el inmenso afuera
no hay agua duradera
que me haga pensar
que lo que queda irá bien
y entonces el temblor
y una rabia acurrucada:
———-cereza mustiándose
———-intentando
———-seducir con su desencanto
———-a un trocito
———-dibujado de sandía
porque la sandía
siempre vuelve
pero ahora sí
como el recuerdo
de una promesa
que se perdió
segundos antes
de que la sed en su desierto
irremediablemente
naciera