El sultán

Ultramarinos y coloniales


El sultán lee infatigablemente
todos
los libros.
Conoce ya a sus vecinos.
Todos hablan
al mismo tiempo.
Sus sueños y visiones
parecen fuertes
y nadie puede lastimarlo.
Más allá del palacio paga la cuenta
y sale a toda prisa. Quiere morir
con ella en un beso.
Sopla la brisa,
llueve y juega a saltar
hacia la barandilla
como un águila
con un buen corazón.
Cazadores-cazados
dejan de conservar
su dominio
hacia la tormenta.
Las flores del orégano desaparecen
completamente de la memoria
y, con el rumor de las olas,
más surrealista que real, sabe
que nadie puede lastimarlo.


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