«El artesano representa la condición específicamente humana del compromiso».
Richard Sennett, El artesano
Los Tubau Miró crearon un taller de pianos en Barcelona a finales del siglo XIX: Pianos Tubau Hermanos. Los clientes compraban los pianos a los Tubau Miró porque podían presenciar en el taller la construcción del artilugio musical. A Ricard Tubau Miró, el hermano mayor, le gustaba mostrar a los clientes el manejo de las herramientas para fabricar los entresijos del piano: la llave que ajusta las clavijas, la púa para suavizar los martillos, el cuchillo de fieltro para los amortiguadores, el destornillador de punta plana que atornillaba, espoleaba o alineaba. El arte de Ricard Tubau en la construcción de pianos estaba impregnado de técnica, juego manual, discusiones mentales con los materiales y de relaciones cordiales con los clientes.
Ricard Tubau también tenía talento innato para construir diferentes objetos musicales con las manos; en su casa tenía, hechos artesanalmente, un violín, un violón, una flauta travesera y una flauta dulce. En las Navidades, familiares, amigos y vecinos acudían al teatro del barrio para oírle tocar en el piano o en el violín piezas musicales y villancicos navideños.
En sus horas libres, Ricard Tubau era un ávido lector de obras de Voltaire, Gustave Flaubert, Sthendal, Víctor Hugo, Lev Tolstói, Émile Zola, Henrik Ibsen, Miguel de Cervantes, Benito Pérez Galdós, Miguel de Unamuno, Joan Maragall, Eugeni d’Ors, Santiago Rusiñol… En la biblioteca de su casa tenía más de doscientos volúmenes. De la Encyclopédie ou Dictionnaire raisonné des sciences, des arts et des métiers de Diderot, había aprendido que trabajar bien artesanalmente capacita para autogobernarse y convierte a los seres humanos en buenos ciudadanos.
Delicado de salud, Ricard Tubau abandonó el oficio artesanal y se fue a vivir a un pueblo de Osona: Santa María de Corcó, un lugar en medio de la naturaleza mucho más sano que la ciudad. Allí fundó en 1918 con otras personas la cooperativa «La Actividad Obrera» (conocida como la COOPE); se producían alimentos más baratos (pan, aceite, arroz, azúcar…) para que los obreros pudieran hacer frente a la crisis económica y a la hambruna; la época más activa de la COOPE fue entre 1930 y 1936.
Ricard Tubau quería que los obreros cultivaran la mente y el espíritu y montó en su casa de Santa María de Corcó una pequeña imprenta para editar libros de literatos universales; como si de un juego se tratase, él mismo los imprimía, cosía, encolaba y encuadernada; le gustaba generar valores sociales y políticos a través de los libros. Ricard Tubau era un hombre altruista, el tipo más digno de persona que podamos imaginar. En las Navidades regalaba los libros hechos a mano a los obreros de la COOPE que mostraban interés por la lectura y la literatura.
Al terminar la Guerra Civil, el régimen del dictador Franco arrestó a muchos obreros vinculados a la COOPE, una decena de ellos fueron fusilados; se confiscaron los bienes de la cooperativa y esta pasó a denominarse La Falange. Ricard Tubau Miró fue detenido en 1939; tras un consejo de guerra sumarísimo con sobreseimiento en 1941, salió de la cárcel casi moribundo; aunque se salvó de la justicia del exterminio, falleció poco tiempo después en un hospital de Osona; al entierro asistieron unos pocos familiares y conocidos que quisieron despedirse del artesano que tocaba piezas navideñas en el piano y que regalaba libros en las Navidades.