Sebastiano Serlio (1475 – 1554) fue un arquitecto manierista que construyó poco, tuvo muy buenas ideas compositivas y las dibujó muy bien. Su principal contribución a la historia de la arquitectura fue muy importante desde el punto de vista de normalización de los órdenes clásicos.
Escribió y dibujó un tratado práctico de arquitectura de cinco volúmenes donde define las medidas de los órdenes y además otorga un carácter específico a cada uno de ellos y nos dice dónde debe utilizarse cada orden; así:
—El dórico debe usarse en iglesias consagradas a los santos extrovertidos: San Pablo, San Pedro, San Jorge y, en general, a los santos buenos que tengan carácter militar.
—El jónico se usará en los templos consagrados a los santos no demasiado duros ni demasiado tiernos, a las santas matronales y a los santos cultos.
—El corintio se utilizará en las iglesias consagradas a las vírgenes y, sobre todo, a las advocaciones de la Virgen María (Anunciaciones, Inmaculadas, Dolorosas, Milagrosas, Auxiliadoras, Asunciones, Encarnaciones, Purificaciones, Visitaciones…)
Sobre el orden compuesto no dice nada en cuanto a su uso. Yo también pienso que es un orden prescindible. La desproporción que presenta hace que podamos prescindir de su uso.
Creo que el orden compuesto es un intento de complacer a los de siroco y a los de mistral.