Dos extraterrestres

Por la orilla


Llamaron dos extraterrestres a mi puerta. Abrí.

—Buenos días, caballero. Venimos a invadirles.

—Vale —dije. Me dieron un panfleto. En él ofrecían tres opciones:

A- Lavarme las manos y quedarme en casa.

B- Protestar por las vías reglamentarias (caceroladas, insultos, etc.) y pasear al perro.

C- No hacer caso del aviso. Allá yo.

Desde entonces solo veo TeleCinco, que es un 5 muy lejano, para intentar encontrar las claves, las pistas, los mensajes ocultos que me ayuden a decidir qué letra elegir.

La B es la que más probabilidad tiene. Eso es lo que me parece. Lo descubrí tras 276.328 horas de «Sálvame». Entre frutas y hortalizas. Lo malo es que no tengo perro. ¿Podré pasearme con un tiesto? Mañana hay un especial de macetas en un programa que se llama «AR». Me encanta. Sale, allí, una gente que dice lo primero que le viene a la boca, dadaístas. A ver si me aclaran las dudas.

Al despedirse, los extraterrestres, me dijeron que enviase mi respuesta a un apartado postal, o bien a una web del consorcio de alienígenas:

—Es muy fácil, solo hay que registrarse y rellenar un formulario.

Entré, por curiosidad, y no entendí nada. Está todo en un extraño idioma basado en emoticonos. Jeroglífico. Imaginé a los antiguos egipcios, confinados en las pirámides. Yo pienso que vienen de Próxima Centauri, porque tienen cuerpo de caballo. Pero no soy experto en exobiología, así que, realmente, no lo sé. Es como todo, una suposición.


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