Cuando todo se haya arreglado

El martillo pneumático

Cuando todo esto se haya arreglado, cuando los niños se porten bien y los ciudadanos no griten, habrá un sinnúmero de robots que no romperán las cosas y se ocuparán de los trabajos pesados que los harán sin sudar. Incluso se ocuparán de que la economía funcione y regirán la política según una planificación estadística que ellos mismos habrán elaborado. Robots y robotas por todas partes y nadie tendrá el monopolio robótico.

Los hombres y las mujeres de este mundo, gracias a su imaginación y con toda libertad, podrán dedicarse a reducir los frutos que da la naturaleza a una espiritual enajenación. 

Los hombres y mujeres que viven por aquí, pasarán largas horas dilucidando sobre cómo hay que hacer los huevos al plato, que si al estilo bizantino, que si a la provenzal. 

Con la sonrisa en los labios detallarán en qué punto tiene que quedar la clara de huevo y la consistencia de la yema. Nadie gritará ni tratará de imponer su criterio respecto a la salsa que le va al espárrago o si son mejores los espárragos verdes que los blancos, que no son otra cosa sino agua vegetalizada. 

Cuando todo esto se haya arreglado, la filosofía política defenderá que la prosperidad no consiste en la evolución del progreso, sino que propondrá un reparto de la paz social, otorgado a cada uno de nosotros, de acuerdo con nuestra capacidad de vagancia.