Consejos para comer polvorones

La Charca en Navidad

El polvorón es un dulce antiguo. Es de tiempo de penurias que hoy, con su humildad, lo encontramos en las mesas navideñas entre turrones, panettones y otras elaboraciones de bollería industrial. 

Es una amalgama de alegrías y manteca de cerdo o de vaca con azúcar y harina todo cocido al horno fuerte. El calor siempre se alía con las alegrías y el azúcar. 

Para el libidinoso, el polvorón es un goce en explosión. Se complace con los polvos, los polvorones y las polveras. 

El polvorón es una antigualla liberal. No lo consumían ni tradicionalistas ni requetés. Apenas era conocido en tierras carlistas, no se consumía ni en Morella ni en Vic, tampoco en Ulldecona ni en Tafalla.

Se recomienda comerlo con los dedos, evitar los cubiertos de plata o de acero inoxidable y degustarlo sobre mantelería lisa, sin estampados. En ningún caso se utilizarán servilletas de papel, esto jamás lo haría nuestro Premio Nobel, don Camilo.

Hay quien recomienda apretar el polvorón antes de comerlo para que no se desmorone al morderlo, aunque sea una mordida liberal antimonárquica. 

Al degustar el polvorón hay que tener mucho cuidado con la pronunciación de palabras como fanfarria, Pamplona, fornicio, paquidermo y cualquier otra que contenga demasiadas sílabas interdentales o labiodentales. 

Los polvorones se pueden acompañar con moscatel o vino de misa, jamás con limonadas o refrescos modernos de estos que dan alas.