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Con el roce de sus dedos dobla las cucharas, los cuchillos y los tenedores.
Da igual que sean de plata, de acero o de alpaca. Los dobla. Se lo digo yo.
También reconoce la mentira y las malas aleaciones.
Por eso casi nadie le da la mano.
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Texto de Teo Serna. Imagen de Edu Barbero.