Aprovecho la relectura del libro de Claude Chabrol Cómo se hace una película1 para cuestionarme si además de recursos técnicos y artísticos, además de ideas, guión, actores, montaje y laboratorio (colores, mezclas, sonido, música…) hace falta que el director tenga alguna gracia especial para conseguir una obra de arte.
La noción de obra de arte no es fácil de delimitar. Tampoco en cine. No se trata solamente de que el filme muestre cualidades estéticamente apreciables. Cualquier objeto puede mostrarlas, y las películas también. ¿Qué cualidades? Depende. Léase la crítica de los entendidos respecto al trabajo de cualquier director y obsérvese la desigual valoración de su obra.
¿Qué hace falta para que una película sea una obra de arte? Si fabricar cine artístico respondiese a una fórmula estándar, cualquiera podría hacerlo. Unos personajes aquí o allá, sobre este fondo u otro, que dicen o callan ciertas cosas, que se mueven más deprisa o menos, suben escaleras, bajan montañas y… voilà! ¡Ya lo tenemos! Cine de calidad frente a nuestras narices.
Pero esa supuesta calidad formal no es suficiente. No vale solo la sabia aplicación de una idea, la oportunidad de ciertos materiales, su tratamiento cinematográfico. En el terreno del arte juega también la opinión del espectador, cuyo gusto varía por derroteros imprevisibles. Si el valor artístico fuese algo que se pone o se quita en una película (en una escultura, en una pintura, en una obra arquitectócnica…), obtendríamos obras de arte a voluntad. Pero ni siquiera Chabrol acierta siempre con el resultado. A veces porque no le complace a él; otras porque no complace a la crítica ni a esa marabunta de evaluadores devaluados que llamamos público.
Moraleja
Considerando lo anterior, trate de guiarse en lo sucesivo por las normas siguientes:
— Si ha hecho usted alguna película, ser un artista del celuloide está a su alcance. Lo mejor es que la crítica le sea favorable. Y si es así, prepárese: le van a pedir más trabajos en la misma línea. Incluso puede que le atribuyan un «estilo propio».
— Si todo el mundo le considera artista, aproveche la circunstancia lo mejor que pueda. No olvide que se trata de algo circunstancial. En el mundo del arte todo es efímero, así que alargue su experiencia tanto como pueda, antes de caer en el olvido.
— Si todavía no se ha estrenado en esto del cine, empiece por comprarse una cámara. No se puede ser artista cinematográfico sin haber filmado nada. Pero si usted no tiene dinero para adquirirla, confórmese con hacer dibujitos en un papel. Es más barato y también puede ser artístico.
[1] Claude Chabrol, con la colaboración de François Guérif: Cómo se hace una película (Alianza, 2016).