A mi prima le bastó con saber la muerte de Pablito Auster para ponerle de vuelta y media: no tiene moral ni compasión alguna.
Carlos Piba, el poeta asexual
Sandro VillegasMortificaciones literariasAgarró un librito de su biblioteca y usó las páginas de las Elegías de Bierville para confeccionar sus cigarrillos de hierbas.
Asesinato en el Orient Exprés, de Ágata Christie
Sandro VillegasMortificaciones literariasEl crimen es un arte. Pero escribirlo en vez de cometerlo es un acto deplorable.
El ruido y la furia, de Guillermo Faulkner
Sandro VillegasMortificaciones literariasLeí a Guillermo Faulkner por primera vez cuando era muy joven, y ya por entonces me pareció un tostón.
Baltassar Porcell, así en general
Sandro VillegasMortificaciones literariasNada hay más bochornoso que escribir libros para agasajar al poderoso.
El Canigó, de Jacinto Verdaguer Santaló
Sandro VillegasMortificaciones literariasYa nadie lee a Jacinto. Ni tan solo mi perversa prima Obdulia.
El impostor, de Lluís Cerques
Sandro VillegasMortificaciones literariasHace poco me compré «El impostor», novelón de 400 páginas, con el propósito de que cubriese el viaje de ida y vuelta a Santander, donde ahora reside mi prima.
«Ulises», de Jaime Joyce
Sandro VillegasMortificaciones literariasHe encontrado para el Ulises el lugar apropiado en mi biblioteca.
es el lugar apropiado en mi biblioteca.
Hamleto, de Guillermo Shakespeare
Sandro VillegasMortificaciones literariasPor más mezquino o cínico que sea uno, hay ocasiones en las que se impone la necesidad de ser honesto y proclamar la verdad.