El pastorcillo Dafnis no sólo era virgen sino que no daba con la puerta de entrada al jardín de amor de su amada Cloe.
Dioses de pezuña hendida
Pilar PedrazaAmores brujosCuando la madre de Pan, Dríope, lo vio recién nacido, echó a correr espantada por su fealdad. El niño, por su parte, se escapó dando alegres saltos sobre sus patas de pezuña hendida.
Amadas bestias
Pilar PedrazaAmores brujosEn tu familia siempre ha habido esas cosas, hija. Líos con toros y caballos.
Las vestales
Pilar PedrazaAmores brujos—¿Por qué mientes? Si no puedes decir la verdad, estate callado —dijo Harpócrates con la seriedad pintada en su semblante divino.
Hermafrodito
Pilar PedrazaAmores brujosPara mí no hay relato más hermoso que el mío propio durante un sueño que tuve en una noche de otoño.
Pandilleros
Pilar PedrazaAmores brujosEros y los otros chicos siempre tenían sitios buenos donde festejar, pues eran bien recibidos en todas partes, desde el Palatino hasta los arrabales.
Los cuerpos semejantes
Pilar PedrazaAmores brujos¿Cómo era por entonces Atalanta? Un maravilloso regalo erótico digno de los dioses, una mujer hermosa como una estatua de Fidias, embellecida por encantos masculinos.
La amazona y el héroe
Pilar PedrazaAmores brujosNo es fácil ver el rostro de un semidiós, tan pronto cercano como lejano, borroso o tan nítido que duele mirarlo.
El arcón de las advertencias
Pilar PedrazaAmores brujosMi cadáver preferido es el del cuadro de La muerte de Procris de Piero di Cosimo, que actualmente se encuentra en la National Gallery de Londres.