La Charca Literaria

El hombre no desciende del mono, sino de la tortuga.

De repente se vio sola. Un ruido insoportable de metal comenzó a taladrarle los oídos.

Entonces supe que no era allí donde debía estar

Hay cientos de razones por las que prefiero no escribir.

La ira victoriosa campa, desde entonces, a sus anchas, alimentándose de sí misma (…)

Como quería ser tan moderna como las chicas que salían en la tele, elegía los cines que echaban películas en versión original.

Lo llaman ciudad, pero en realidad es una pila de cajas de ladrillo (…)

Hasta que un día dejó de contestar a mis llamadas.

Los niños habían ahorcado a Tigre y Bolita, nuestros gatos siameses.