Caravana de psiquiatras

Casa de citas

Antonio Vallejo-Nágera —primer catedrático de Psiquiatría en España—, su hijo Juan Antonio Vallejo-Nágera y su nieta Alejandra Vallejo-Nágera.

Cae en mis manos el librito Locos egregios (1977)[1] del psiquiatra Juan Antonio Vallejo-Nágera (1926-1990), ese doctor aficionado a la encuadernación de libros, pintor naíf, conferenciante, docente y escritor de novelas, ensayos, libros de autoayuda, biografías y, desde luego, colecciones de artículos de carácter histórico-lúdico, como el que ahora nos ocupa y que hemos conseguido en su decimosexta edición en una librería de lance de Valencia por la irrisoria cantidad de tres euros. En Locos egregios, Juan Antonio Vallejo-Nájera repasa las vidas y peculiaridades psicológicas de algunos protagonistas de la historia, del arte y la cultura, como Maquiavelo, Juana la Loca, Cellini, Caravaggio, Caffarelli, Mozart, Goya, Rusiñol, Hitler o Rudolf Hess.

El libro se abre con una dedicatoria: «A la memoria de mi padre y maestro ANTONIO VALLEJO-NÁGERA, que hace treinta años publicó un libro con este mismo título, Locos egregios, que en su recuerdo he querido conservar».

He buscado ese libro y parece haber desaparecido de la faz de la tierra. Quiero decir que no he podido localizarlo en bibliotecas ni archivos, ni en librerías de segunda mano, ni en Iberlibro, ni tan siquiera en Ebay, donde se vende cualquier cosa a cualquier precio. Claro, es un libro de 1946, pergeñado por un señor que destacó por otras muchas otras cosas, como ser el primer catedrático de Psiquiatría en España y figurar como jefe de los Servicios Psiquiátricos del Ejército, pues era militar y afecto al Régimen. Impregnado por el pensamiento psiquiátrico alemán, configuró su cátedra y enseñanzas universitarias con teorías tan peregrinas como la creación de una raza española ligada a valores como la aristocracia, el militarismo y el catolicismo, el deseo de recuperar la Inquisición o su interés por identificar el “gen” rojo o marxista que envenenaba al pueblo español de aquellos días. En su libro Eugenesia de la Hispanidad y regeneración de la raza(1937)[2], que sí se encuentra en los sótanos de las facultades de psicología, pueden leerse joyas como esta:

«El fenotipo amojamado, anguloso, sobrio, austero, se transformaba en otro redondeado, ventrudo, sensual, venal y arribista, hoy predominante. Tiene tan estrecha relación la figura corporal con la psicología del individuo que hemos de entristecernos de la pululación de Sanchos y penuria de Quijotes».

Antonio Vallejo–Nágera (1889-1960), franquista convencido, creó el Gabinete de Investigaciones Psicológicas del Ejército, que pasaba por ser una copia del Instituto Alemán que había difundido las ideas eugénicas nazis. En 1938, recibió el encargo de justificar científicamente la represión que se ejercía sobre los rojos y para ello investigó a soldados y mujeres republicanas retenidas en prisiones y campos de concentración con el fin de identificar y destruir el mal marxista. El estudio se realizó en el campo de San Pedro de Cardeña, en Burgos, ubicado en el monasterio del mismo nombre. En ese campo estaban apresados 3.000 soldados republicanos y más de 600 brigadistas internacionales. En su trabajo, que lleva por título Psiquismo del fanatismo marxista. Investigaciones psicológicas en marxistas femeninos delincuentes se expone la inferioridad del pensamiento marxista:

«El simplismo del ideario marxista y la igualdad social que propugna favorece su asimilación por inferiores mentales y deficientes culturales, incapaces de ideales espirituales, que hallan en los bienes materiales que ofrecen el comunismo y la democracia la satisfacción de sus apetencias animales. El inferior mental y el inculto encontraban en la política marxista medios de facilitarse la lucha por la vida, al contrario que en cualquier otro régimen político social, especialmente los aristocráticos que fomentan el encumbramiento de los mejores».

Parece ser que, en aquel Locos egregios, Antonio Vallejo-Nágera se inclinó por escribir la historia clínica de personajes del pasado desde la psiquiatría del presente, lo que se conoce como “patografías”. En su libro se narran —según su hijo— las patografías de un centenar de “locos egregios”, casi todas breves. Fue una obra muy celebrada en nuestro país. La segunda edición se realizó en 1953 y, por extraños motivos, no se ha vuelto a publicar. Quizá porque no resulta apropiado en estos momentos reeditar trabajos del que fuera llamado “el Mengele del franquismo”. Aun así, continúa siendo un libro muy buscado.

Saltemos ahora a la siguiente generación y volvamos al libro de Juan Antonio Vallejo-Nágera, hijo del anterior. En este libro, el popular psiquiatra y conferenciante asturiano agrupa a casi una veintena de personajes ilustres (“egregios”, fuera de la grey, fuera del rebaño) cuya personalidad reviste para él interés psiquiátrico. El doctor Vallejo-Nágera subraya que, en ocasiones, la versión “popular” del personaje no guarda semejanza con el original, tal es el caso de Maquiavelo, del que cuelgan muchas falsedades adheridas por la historia. En otras ocasiones —como en el caso de Adolf Hitler— el diagnóstico está muy claro: «Para mí —escribe el doctor— no se trata de un paranoico sino de un psicópata paranoide, con anomalías neuróticas, especialmente en el plano sexual y comportamiento histérico ocasional». A continuación, Juan Antonio Vallejo-Nágera desgrana con datos contrastados todo este galimatías técnico. Una delicia.

Lo más curioso es que la primera de las hijas del doctor Vallejo-Nágera, nieta del primer psiquiatra de la saga —aquel científico virulento que fuera Antonio Vallejo-Nágera— escribió otro libro sobre personajes curiosos que, a lo largo de la historia, dejaron muestras de algún delirio psiquiátrico. Locos de la historia (2006)[3] es, pues, el tercer eslabón de esta cadena de psiquiatras que comparten apellido.

En este libro, Alejandra Vallejo-Nágera, conferenciante, articulista y escritora de libros de autoayuda psicológica, incide en el análisis de la condición humana de seis personalidades que un día gobernaron su nación con la resolución de un demente. Por sus páginas aparecen personajes como Rasputín y la zarina Alejandra, la condesa sangrienta Erzsébet Bathory, la emperatriz Carlota de México, Mesalina, Pedro el Grande, Felipe V y Luisa Isabel de Orleans, convenientemente secundados por familiares y colaboradores cercanos, cuya salud mental también queda en entredicho. La dedicatoria del libro sigue idénticos fueros: «A mi padre y a mi abuelo, precursores de esta idea y maestros en el arte de comprender a aquellos de quienes otros huyen o se mofan».

La lectura del libro de Alejandra Vallejo-Nágera es apasionante. Los personajes que retrata y sus correrías a veces ponen los pelos de punta, si no es que mueven a la compasión. Lo más gordo del asunto es que miles y miles de personas soportaron sus neurosis, histerias y psicopatías, y no tuvieron ocasión de resarcirse. Muchos de ellos sucumbieron a la crueldad de aquellos locos y fueron literalmente borrados del mapa; otros no supieron ver que se trataba de enfermos mentales y apechugaron con ellos o los admiraron. Incluso hubo quien coreó sus crímenes. Y es que la locura, si le damos permiso, nos vuelve crueles, ambiciosos, narcisistas… ¿Quién escribirá el diagnóstico psiquiátrico de nuestros gobernantes actuales? ¿Quién los denunciará públicamente e impedirá que sigan produciendo daño? Quizá debamos aguardar a que lo dictaminen los psiquiatras del futuro.


[1] Juan Antonio Vallejo-Nágera: Locos egregios. Planeta, Barcelona (1986).

[2] Antonio Vallejo-Nágera: Eugenesia de la Hispanidad y regeneración de la raza. Editorial Española, Burgos (1937).

[3] Alejandra Vallejo-Nágera: Locos de la historia. La Esfera de los Libros, Madrid (2006).