Avanzamos

La rana dorada


Un aroma a tumba nos pulveriza.[1]

Cada minuto nos hallamos más cercanos a nuestra propia muerte, es ley de vida. Esto, que es obvio para todos desde época inmemorial, ha sido tergiversado por los adalides del “sistema de la naturaleza” y los futuros luminosos. Esos crudos artilugios conceptuales a los que hay que sacrificar vida, libertad y hacienda para que lleguen antes “a todos”. Los gestores ideológicos de la confusión, sin ella sería imposible seguir manteniendo el espejismo que nos envuelve desde hace siglos, idean todos los días nuevos simulacros para tratar de inculcarnos que seguimos adelante; contra toda evidencia sensorial y racional. Espiritualmente nos encontramos ya en el subsótano.

Cierto que ahora se nos ofrece como leit motiv general “salvar al planeta”. Todo ello bajo la dirección del Líder, claro está. Que aún no es otra cosa que un potencial y cercano trasunto de un Comité de Plutócratas, enmascarado en agrupaciones de expertos anónimos similares a figuras de cera. Y aunque seguimos avanzando hacia la muerte, cada uno la suya, a pesar de la promesa que algunos se hacen de vivir cientos de años gracias a los avances de la medicina y la robótica (risas convulsas), si pensáramos un poco veríamos que el curso de los acontecimientos históricos nos deriva hacia cosas peores que la dulce Parca. Situaciones desafortunadas, al menos para los entes pensantes dotados de inteligencia y espíritu, como hasta hace poco se consideraba a los seres humanos.

Quizá el posthumano del futuro, atracado de lecturas de Donna Haraway, Klaus Schwab, Chapt GP 64 y Ray Kurzweil, pueda degustar con delectación sibarítica las baratijas, absurdos y miserias que continuamente nos envuelven; fabricados en la sentina de los Estados Administrativos y las corporaciones como: “realidad aumentada”, “nueva normalidad”, “amor al planeta”, “hibridación rizomática” y otros enjuagues parecidos. Animados siempre, se supone, por parte de los receptores inmediatos, unos cuantos billones de “deplorables”, con el estoicismo involuntario que Auschwitz proporcionó a millones de beneficiarios en un cercano pasado. 

Las tribulaciones de los chinos en China deberían permanecer recluidas allá, en el “reino medio”, y no extenderse entre nosotros. Quizá también, como excepción gloriosa, deban afectar al Vaticano. Sería bueno que las tribulaciones de los chinos en China se redujeran a las tribulaciones de los miembros del Partido Comunista y sus valedores y colaboradores, incluidos los occidentales que han posibilitado y se benefician de esa pesadilla, tratando de huir de la quema tras ser derribado su abyecto régimen. Pero más allá de la invocación catártica de píos deseos, que no pueden ser otra cosa que letales para los criminales de los que debemos desprendernos, vamos a hacer acopio de algunos datos que van a cuestionar parte del relato que nos cuentan todos los días entre otros los valedores del presidente Sánchez. El timonel cateto, con gorrilla de chulapo, que nos ha sido asignado para potenciar “nuevos avances” y adentrarnos con paso seguro en el luminoso Futuro.

Mientras España se dedica a derribar presas y avanzar que en breve será racionada el agua, en China se ha puesto en marcha, en el Tíbet, un ambicioso proyecto de ingeniería celeste llamado “Río Celestial”. Se busca modificar el curso de las corrientes de vapor de agua, sitas en la atmósfera, e intervenirlas para que generen precipitaciones en las cuencas del Yang-Tse y el río Amarillo. Sobre un territorio tres veces mayor que España se están disponiendo decenas de miles de hornos que enviarán al cielo partículas para formar nubes. La termita prometeica no ceja, es la hora del coolie y el chandala… afortunadamente durará poco tiempo.

En Occidente, Soros, Bill Gates y Jeff Bezos apadrinan otro tipo de proyectos de geoingeniería que tienen como finalidad bloquear la luz solar, “blacking the sun”, y combatir mejor así el “cambio climático”. Gates trató de llevar a la práctica esto en Escandinavia, pero tuvo que renunciar a ello por el desarrollo de una fuerte oposición local. Para llevar a cabo estos proyectos de oscurecimiento es preciso modular la inyección en la atmósfera de determinadas sustancias e interferir en la formación de las tormentas. Una supercomputadora será imprescindible, ya la tenemos aquí y su nombre es “Derecho”. Numerosos científicos y miembros de la sociedad civil, no la española, han dejado sentir su oposición al proyecto. Se aduce con acierto que de llevarse a cabo generaría una dependencia absoluta de estos procesos artificiales de enfriamiento. Si se interrumpiera, por la razón que fuese, las temperaturas crecerían de modo abrupto. La Naturaleza sustituida por un aparato de aire acondicionado planetario controlado por unas cuantas corporaciones y estados. Un escenario de progreso, sin duda.

Ambos proyectos, como conseguir un nivel cero de emisiones, son auténticas barbaridades propuestas por la clases dirigentes de Oriente y Occidente. Para la CNN esta solución controvertida, se refiere en este caso al bloqueo de los rayos solares mediante la emisión sistemática de aerosoles, puede ser exactamente lo que necesita nuestro planeta o puede resultar un desastre colosal. Se lavan las manos ante unos usos de la tecnología que muy bien pueden causar una catástrofe sin precedentes y la pérdida de centenares de millones de vidas. A mí no me cabe duda, es lo que se busca, añado.

La insurrección telúrica, la búsqueda de una victoria sobre el Sol, ha comenzado…


[1] Grush, Graves, Fravor son los apellidos de los tres “soplones» de la comunidad de Inteligencia estadounidense que han relanzado a un nuevo nivel el sempiterno asunto de la desclasificación de secretos relacionados con los objetos voladores no identificados, aquellos fascinantes y simpáticos “platillos”.