la alcantarilla abierta en medio de la calle
como una boca eructando verdades
nos arrastramos
después de la primera cuesta
y deseamos confiar tanto
en la piel del vecindario
que probablemente
hagamos el amor
entre unas cuantas personas
sin distinción horaria
ni cobertura sanitaria
porque ansiamos morder
cualquier cosa, que al contacto con los dientes
se abra en gusanos dentro nuestro
así es la apuesta
por la que haríamos arder todo lo que somos
todo lo que tuvimos
todo lo que de verdad necesitamos
quemarlo todo con nosotras
descansando en la orgía de las cenizas
y nunca, nunca, nunca más
la mentira de cerrar una alcantarilla