Habla
con la boca helada, dice
dientes cubiertos de frío
simulan sonreír
entre las líneas de carriles
a rebosar de gente
besa
y ese deseo es
fuente de agua caliente
pero se deshace
como el río que se extingue
a los límites de una pesadilla
canta
un coro de hipocresía, canta
si pudiera
llenaría sus bocas de mantecados
y abriría una alcantarilla gigante
para que fueran tragados
por el infierno
como ha llamado a su venganza
la vendedora de cerillas